Lo que vais a leer a continuación no es un listado de monumentos ni nada por el estilo; esos contenidos se encuentran fácilmente en Internet. Lo que sí podéis encontrar en este relato es el viaje enmarcado en la vida misma, además de cuestiones útiles y respuestas prácticas a cuestiones que se plantean en el camino. Si tienes alguna pregunta más, no dudes en escribirme a patricia@estoslocosbajitos.com.
La primera etapa de nuestro viaje en coche hasta Bélgica nos permitió descansar en Burdeos, la capital de Aquitania, del vino y una de las sedes de la Eurocopa 2016. De Madrid a Burdeos hay unos 700 kilómetros. Salimos con
una temperatura de verano madrileño y, ya en la primera parada, cerca del
aeropuerto de Foronda, en Vitoria, respiramos un poquito.
Repostamos antes de salir de España, en Irún, en una gasolinera en la que había muchos camiones (según mi media langosta eso es buen síntoma) y echamos el diésel a 1,07 euros. Lo cierto es que había leído que en Francia los combustibles están más caros pero la verdad es que, si sabes moverte, no es así. En las autopistas de peaje el precio es un total abuso (entre 20 y 30 céntimos más por litro) pero cuando circulas por carreteras convencionales, incluso puedes respotar más barato (entre 1,09 y 1,05 euros el litro).
En carretera
Repostamos antes de salir de España, en Irún, en una gasolinera en la que había muchos camiones (según mi media langosta eso es buen síntoma) y echamos el diésel a 1,07 euros. Lo cierto es que había leído que en Francia los combustibles están más caros pero la verdad es que, si sabes moverte, no es así. En las autopistas de peaje el precio es un total abuso (entre 20 y 30 céntimos más por litro) pero cuando circulas por carreteras convencionales, incluso puedes respotar más barato (entre 1,09 y 1,05 euros el litro).
Eso sí, si echas gasolina en una estación automática, debes saber
que además del importe que te cobran, te retienen una fianza por el máximo del
valor que puedes repostar (entre 120 y 129 euros). No te vayas a asustar como hice
yo y, acto seguido, bloqueé la tarjeta pensando que me habían robado. Este
importe es solamente una retención y al cabo de unos días vuelve a estar
disponible.
Una vez pasamos la frontera tras haber repostado, entramos
en las famosas carreteras de peaje de Francia. En los primeros kilómetros de
recorrido tuvimos que parar unas tres veces para pagar, aunque fueron importes
pequeños. Por estas carreteras en Francia se puede circular a 130 kilómetros
por hora (110 con lluvia) aunque encontramos obras en la carretera y el límite
de velocidad fue menor durante un largo trozo del trayecto. Los radares suelen
estar señalizados antes con placas (pero digo suelen, por si acaso). Hay que
ser muy prudente con la velocidad porque las carreteras son realmente buenas y
en algunos tramos, sobre todo yendo para Normandía, casi no encontramos
coches, pero no hay que exceder el límite si no queremos pagar buenas multas.
En carretera encontramos durante todo el viaje muchísimos
camiones de toda Europa (Dinamarca, Polonia, Bélgica, Holanda, Alemania,…) y
muchas autocaravanas y roulots, aquí también vimos a muchos británicos. Mola
ver cómo la gente coge la carretera y se va a ver mundo. Eso sí, precaución en
la carretera con las roulots. A la vuelta vimos una que había volcado en una
autopista (sin mayores daños que algunos materiales) porque se desestabilizan mucho
con el viento.
Ocho horas más tarde desde nuestra salida de Madrid y unos
cuantos peajes después, llegamos al área de circunvalación de Burdeos, famosa por sus retenciones.
Encontramos un poco de atasco a la entrada pero la cosa no nos llevó más de
media hora. Aunque nos daba un poquito de miedo el tema de darnos un golpecito
con el coche por eso de no entender lo que te dicen (aunque encontramos
franceses que hablan inglés, nos fue más difícil que en otros sitios, la
verdad, luego os contaré que los belgas son políglotas), no tuvimos ningún
percance.
Llegada a Burdeos
Una vez dentro de la ciudad, el GPS nos llevó sin ningún
problema hasta el alojamiento que cogimos. Por favor, si hacéis un viaje por
carretera, el GPS es lo mejor del mundo. Ya os podéis olvidar de parar para
preguntar por una calle. Para mí, es uno de los descubrimientos del año: el GPS
Tom Tom que nos prestaron unos amigos y que, por supuesto, para el próximo
viaje, compraremos nosotros.
El sitio que cogimos para hospedarnos fue un bed and breakfast. En realidad los cuatro sitios que elegimos para alojarnos fueron B&B (todos a través de Booking) y la experiencia no pudo ser mejor. El B&B de Burdeos se llama Bordeaux Cosy B&B. Al hacer las reservas, me aseguré de que todos los lugares que reservé tenían aparcamiento de uno u otro modo. En el Bordeaux Cosy B&B tuvimos un parking privado y lo cierto es que da mucha tranquilidad. Días antes, a través de e-mail, el propietario me indicó el número de plaza que me correspondía y cómo acceder al garaje. También me dio instrucciones del día de llegada y la verdad es que quedé encantada.
El sitio que cogimos para hospedarnos fue un bed and breakfast. En realidad los cuatro sitios que elegimos para alojarnos fueron B&B (todos a través de Booking) y la experiencia no pudo ser mejor. El B&B de Burdeos se llama Bordeaux Cosy B&B. Al hacer las reservas, me aseguré de que todos los lugares que reservé tenían aparcamiento de uno u otro modo. En el Bordeaux Cosy B&B tuvimos un parking privado y lo cierto es que da mucha tranquilidad. Días antes, a través de e-mail, el propietario me indicó el número de plaza que me correspondía y cómo acceder al garaje. También me dio instrucciones del día de llegada y la verdad es que quedé encantada.
Al llegar al B&B, aparcamos y entramos directamente con
nuestro equipaje, donde nos atendió muy amablemente la hija del dueño. Los
franceses (seguro que como nosotros lo que pasa es que no nos damos cuenta)
tienen un acento bastante marcado al hablar inglés y la verdad es que me perdía
constantemente. A esto se suma que llevaba tiempo sin practicar en condiciones
mi inglés, pero esta situación mejoró bastante según fueron pasando los días de
viaje.
El Bordeaux Cosy B&B tiene un recibidor bastante chulo y
casi lo primero que ves al entrar es el jardincito con la piscina, que se podía
utilizar e incluso nos dejaban toallas. Además, tenían un mini-bar del que
pudimos coger de manera gratuita (nos dijeron que se podía usar con moderación)
un par de refrescos. Nos dejaron un plano de la ciudad indicándonos modos de
transporte para llegar a la parte bonita de Burdeos y algunas de las zonas de
mayor interés turístico. Es de reseñar que nosotros pedimos una habitación
normal y que, como tenían una superior libre, nos subieron de categoría sin
ningún cargo adicional.
Compartimos estancia con el gato de los dueños. Parece ser
que es normal encontrar sus mascotas en los B&B. A nosotros no nos molesta
para nada. Es más, nos agrada siempre que sean gatos o perritos pequeños. Una
de las peculiaridades de los B&B con respecto a los hoteles es que es todo
bastante familiar. De hecho, las casas suelen ser el lugar donde residen
habitualmente los dueños y destinan unas pocas habitaciones para huéspedes.
Una vez dejamos el equipaje y nos aseamos un poquito, nos
echamos a la calle para conocer una de las sedes de la Eurocopa de este año.
Además, justamente ese lunes (27 de junio) se enfrentaban las selecciones
española e italiana aunque en Saint Denis, en París. Por lo que pudimos
observar al pasar por un bar, justo cuando Italia marcó su primer gol, nos
quedó clarinete que los franceses apoyaban a los italianos porque saltaron de
alegría como no os podéis imaginar, jeje.
En el mapa podéis ver la primera parte del recorrido que hicimos y, en este enlace, la segunda.
En el mapa podéis ver la primera parte del recorrido que hicimos y, en este enlace, la segunda.
Pateando las calles
La primera impresión que nos llevamos de Burdeos al salir del B&B es que la ciudad estaba tremendamente sucia. El paseo hasta la zona más turística, por la Course de l’Argonne hasta la Plaza de la Victoria, era un reguero de bolsas de basura. Dedujimos que era a esa hora cuando se sacaba la basura a la calle para que los servicios de limpieza la pudiesen recoger pero la verdad es que al día siguiente por la mañana también encontramos mucha basura. Igual el tema de la Eurocopa influyó bastante.
Pateando las calles de Burdeos, con mucha presencia de los gendarmes |
Al llegar a la Plaza de la Victoria empezamos a ver más turistas y, a pie, visitamos durante la tarde los puntos estratégicos que había marcado previamente en el mapa: la Basílica de St. Michael, el Puente de Piedra, la Plaza de la bolsa y el espejo de agua, el Gran Teatro, la Catedral de Saint Andre y las puertas de la antigua fortificación (la que más me gustó fue la Grosse Cloche).
Bienvenido a Burdeos, sede de la Eurocopa 2016. Foto desde el espejo del agua |
Lo que más me gusta de visitar una ciudad nueva no es solo
ir de monumentos, que también, sino sentir el pálpito de las calles y patear,
patear y patear. El paseo, la curiosidad, encontrar algo diferente o muy igual
a lo que estamos acostumbrados… Sin duda, la parte más bonita de la excursión
fue la ribera del río Garoña ya que, al aire medieval de la ciudad se
contrapone en esta zona la modernidad y la actividad al lado del río; grupos de
jóvenes bailando al ritmo de la música, patinadores, corredores, ciclistas,…
Me llevé una sorpresa también cerca del Puente de Piedra.
Como lectora que soy, disfruté mucho encontrándome esta pequeña librería de
intercambio de libros que le da ese toque bohemio a la ciudad.
También me llevé de Burdeos la mejor foto del viaje. Es del
barrio árabe de Burdeos, unas calles llenas de fruterías y tiendas de
ultramarinos con olor a especias que iban a parar hasta St. Michael. La cosa en
Burdeos, va de puertas ;)
Una vez recorrida toda la zona turística, pusimos rumbo de
nuevo al B&B aunque quisimos hacer una parada para cenar. Barajamos varias
opciones en la zona de la Plaza de la Victoria. Vimos en muchas mesas gente
disfrutando de los partidos de la Eurocopa comiendo tablas de jamón, quesos,
patés,… La zona es un poco cara y como no comprendíamos bien el idioma acabamos
en un sitio de pizzas que no nos gustó mucho. Pagada la inexperiencia, el resto
de días la verdad es que comimos bastante bien.
Gente bailando, patinando, corriendo, en bici... La ribera del río Garoña está llena de actividad |
Librería callejera |
El mundo está lleno de #amor #love #amour |
A descansar
Terminada la cena, volvimos al B&B. Si le tengo
que poner una pega a este alojamiento es que está lejos de la zona turística y que el paseo a pie
no es muy bonito, aunque siempre está la opción del tranvía. Tardamos alrededor
de media hora andando y lo cierto es que a eso de las 9 y media o diez continuaba siendo de día pero las calles se fueron quedando desérticas (algo bastante común
en Europa, por cierto).
Llegamos al B&B, hablamos con las familias y repasamos
las noticias. La habitación era amplia y la cama bastante cómoda. Lo mejor de
todo era la terraza con vista al jardín y a la piscina. Salí y entré varias
veces sin motivo alguno (también probé sin razón el funcionamiento de la
persiana eléctrica, jeje) solo porque el sitio me pareció precioso. Y con el
cansancio acumulado del día se nos cerraron las persianas, y así terminó la
primera etapa de nuestro viaje por carretera hasta Bélgica, sin saber que, al
día siguiente, lo que nos esperaba era la parte que más nos enamoraría de este
viaje.
¿Te ha gustado nuestra experiencia de viaje? No te pierdas el reto de nuestra aventura.
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